La plaza de San Carlos del Valle, ejemplo para la asociación Restaura
El presidente de la asociación para la defensa del patrimonio Restaura Manzanares, Pablo Díaz-Pintado, ha dimitido de su cargo con carácter irrevocable por la falta de apoyo de las administraciones públicas y, muy especialmente, por el modo en el que se está llevando a cabo la reforma de la Plaza de la Constitución, en donde, a su juicio, "se ha hecho exactamente lo contrario de lo que Restaura siempre ha propugnado, con un resultado que está en las antípodas del ideario original de la asociación".
01/03/2010
En opinión de Díaz-Pintado, la reforma de la Plaza de la Constitución, el lugar más simbólico y representativo de Manzanares por la monumentalidad y los siglos de historia que atesora, ha supuesto la segunda oportunidad perdida para comenzar a rehabilitar el casco histórico bajo la premisa de la recuperación de las señas de identidad de la localidad, tras la primera gran decepción que supuso, hace tres años, el rechazo del equipo de Gobierno a la propuesta de Restaura para la declaración del casco viejo como Conjunto Histórico Artístico, una iniciativa que sí gozó, en cambio, del respaldo del Partido Popular y de Izquierda Unida.
“En su momento”, recuerda Díaz-Pintado, “el equipo de Gobierno tuvo en sus manos la oportunidad de abanderar un ambicioso proyecto para la catalogación y recuperación del casco histórico de Manzanares que habría tenido el apoyo de los 17 concejales del Ayuntamiento y de la Dirección General de Patrimonio, pero prefirió rechazarlo, aunque fuera beneficioso para el pueblo, porque no se trataba de una iniciativa propia”.
“Ahora”, continúa Díaz-Pintado, “en lugar de plantearse una reforma integral de la plaza, la iglesia parroquial y las calles aledañas, con un presupuesto generoso, como se ha hecho con resultados excelentes en La Solana, respetando el estilo tradicional manchego a la hora de intervenir en el entorno y en los edificios particulares y públicos, el Ayuntamiento ha optado por un proyecto de presupuesto cicatero y estética moderna, completamente inadecuado para ese espacio, que podría haber sido interesante en un barrio de nueva creación, pero que no encaja de ninguna manera en un lugar con cientos de años de historia, en el que se ha roto la armonía, la calidez y el equilibrio del conjunto”.
Sin presupuesto suficiente
“No se puede plantear una reforma de una de las plazas más emblemáticas de La Mancha”, sostiene Díaz-Pintado, “con un presupuesto que no da ni para comprarse un apartamento de dos habitaciones en el centro de Madrid, sin posibilidad siquiera de erigir una escultura monumental de corte clásico que rinda tributo a la Historia local”. "Además, creo que en un caso como éste", continúa el ex presidente de Restaura, "hubiera sido especialmente necesario que los manzanareños tuvieran la posibilidad de conocer el proyecto con detalle, a través de una maqueta a escala de grandes dimensiones y de la exposición de los materiales a utilizar, para reflejar lo más fielmente posible el resultado final de la intervención".
“Cuando se habla de reformar el corazón histórico de Manzanares, el espacio público sobre el que ha pivotado la vida ciudadana desde la Baja Edad Media”, añade Díaz-Pintado, “no basta con superar unos meros trámites legales, sino que hay que ser más transparente y hacer un verdadero esfuerzo por informar, previamente, a la población, ya que si la iniciativa no obtiene una amplia aprobación de la gran mayoría ciudadana, es preferible dejar las cosas como están y emplear el dinero en otras necesidades más urgentes, sobre todo, en medio de una crisis económica sin precedentes. Lo contrario es un error, además de un despilfarro”.
“¿Qué habría pasado”, se pregunta Díaz-Pintado, “si esta reforma se hubiera llevado a cabo en las plazas mayores de Almagro, Infantes, La Solana o San Carlos del Valle?”. “¿No habría sido más prudente y del gusto de la mayoría”, añade, “optar por un proyecto que respetara el estilo arquitectónico propio, con un empedrado tradicional, farolas de forja, bancos de piedra y materiales reconocibles, que recuperara de verdad el espíritu de nuestra plaza mayor, tal y como, por ejemplo, se hizo, con acierto, en la plaza de Santa Cruz o en el pradillo de las monjas de clausura?”.
Satisfacción por el trabajo realizado
En todo caso, Díaz-Pintado se muestra muy satisfecho y orgulloso por el trabajo desarrollado durante cinco años al frente de Restaura, y quiere agradecer expresamente el apoyo desinteresado a todos los que han colaborado con la asociación, de un modo u otro, desde sus orígenes, pese no haber sido capaz, según reconoce, de sensibilizar a la población en la medida que hubiera sido deseable. En este sentido, hace hincapié en la larga lista de logros conseguidos durante todo este tiempo, sin más medios que el trabajo constante de un muy reducido grupo de personas y la permanente labor de denuncia en defensa del patrimonio histórico de la localidad, tanto en los medios de comunicación, con en las instancias administrativas y en los tribunales. Precisamente, este trabajo convirtió a Restaura en muy poco tiempo en la asociación más importante de Castilla-La Mancha y en una de las más reivindicativas de España dentro de su ámbito, un hecho que le permitió adquirir repercusión informativa nacional en “El País” y “El Mundo”, además de presencia habitual en medios de comunicación regionales, provinciales y locales, a los que está especialmente agradecido.
“Tal vez sea buen momento para recordar”, recuerda el ya ex presidente, “que gracias a la actividad desarrollada por Restaura, siguen en pie, hoy en día en Manzanares, la Casa de Josito, la Casa de los Tercero, la Casa de los Noblejas o el Torreón del Azuer que, en caso contrario, habrían sido pasto de la piqueta, y que gracias, igualmente, a la presión e iniciativa de Restaura, el Ayuntamiento decidió incorporar al Catálogo de Ámbitos y Bienes Protegidos del Plan de Ordenación Municipal (POM) una treintena de viviendas y edificios públicos, además de otorgar protección ambiental a la Calle de las Monjas en su totalidad, lo que ha permitido frenar, en los últimos años, otros muchos probables derribos.
Asimismo, además de la actividad impulsada en Manzanares, Restaura extendió puntualmente su labor de denuncia a otros lugares de Castilla-La Mancha, como algunos pueblos de la provincia de Guadalajara o Ciudad Real capital, donde en colaboración con la asociación Monumenta y gracias a la intervención de efectivos de las Fuerzas de Seguridad, logró detener el derribo del centenario palacete de la Cruz Roja, cuando ya había comenzado el desteje previo a la demolición, un inmueble que la Junta de Comunidades se comprometió a adquirir con presupuesto público para convertirlo en un gran centro de interés sociocultural.
Asimismo, Manzanares disfruta hoy, probablemente, de uno de los catálogos del patrimonio arquitectónico municipal más detallado y exhaustivo que existe en toda Castilla-La Mancha, como consecuencia del trabajo riguroso que la asociación realizó entre 2005 y 2006 para elaborar el dossier que sirvió de base a su propuesta para la declaración del casco histórico de Manzanares como Conjunto Histórico-Artístico, una iniciativa que contó con el respaldo del PP y de IU, así como de la Dirección General del Patrimonio de Castilla-La Mancha, y de Hispania Nostra, la asociación de defensa del patrimonio más importante de España, con la que Restaura mantuvo una relación de habitual colaboración.
La asociación costeó una edición limitada del dossier patrimonial y los trasladó, entre otros, a todos los partidos políticos con representación municipal, además de remitirlo al presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y a la entonces consejera de Cultura, Blanco Calvo, y entregarlo personalmente al ex director general de Patrimonio, Enrique Lorente, en Toledo, quien mostró su disposición personal y la de todo su equipo a colaborar con la protección del patrimonio de Manzanares, siempre que el Ayuntamiento respaldara la propuesta, cosa que, lamentablemente, nunca ocurrió. Para apoyar esta catalogación, Restaura emprendió, del mismo modo, una campaña de recogida de firmas en el municipio que tampoco consiguió sensibilizar a las autoridades locales.
Salvar el Molino Grande
Poco después, dada la cerrazón del Consistorio, Restaura decidió emprender por su cuenta una campaña de suscripción popular para recaudar fondos destinados a la rehabilitación del Molino Grande, el último molino hidráulico que se conserva en el término municipal como representante de la cultura de ribera que existió en Manzanares hasta bien entrado el siglo XX. Esta acción permitió, en su momento, reparar el hundimiento parcial que sufrió el inmueble como consecuencia de las intensas lluvias. Posteriormente, gracias a la intervención de Restaura, su propietario Juan Antonio Giraldo donó el molino gratuitamente al Ayuntamiento, pero ni aún así el Gobierno municipal aceptó el ofrecimiento, lo que ha conducido, con el paso del tiempo, a su progresivo y, tal vez, irreversible deterioro.
En el terreno de la colaboración con las instituciones y desde su absoluta independencia, Restaura propuso a todos los partidos políticos, coincidiendo con la campaña electoral de las elecciones autonómicas y municipales de 2007, un decálogo para la mejora de la conservación del patrimonio histórico y medioambiental de los pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha, siempre con la premisa de la defensa de las señas de identidad castellanomanchegas.
Finalmente, en el capítulo de la investigación patrimonial, la asociación realizó una aportación de gran interés en 2006 al documentar la importancia histórica que el patrimonio de la localidad había adquirido en el contexto nacional e internacional nada menos que 40 años antes. En este sentido, Restaura descubrió, gracias a las investigaciones efectuadas en el Instituto del Patrimonio Cultural de España, con sede en Madrid, que Manzanares fue catalogado como conjunto histórico artístico en el Inventario del Patrimonio Cultural Europeo (IPCE) de 1967 elaborado por la Dirección General de Bellas Artes, una decisión que, lamentablemente, no tuvo posteriormente aplicación práctica por circunstancias políticas, pero que demostraba, sin lugar a dudas, el reconocimiento histórico que el patrimonio de Manzanares había llegado a alcanzar cuatro décadas antes, y situaba las reclamaciones de Restaura en sus justos términos.