Durante la pasada edición de Ficod, el Foro Internacional de Contenidos Digitales, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se envolvió en promesas preelectorales y anunció la puesta en marcha de un programa para que todos los establecimientos hoteleros ofrezcan a sus clientes internet de alta velocidad, dado que fomenta, dijo, la creación de empleo y la competitividad de las empresas. Y no fue su único guiño electoral centrado en una mayor y mejor conectividad. También apostó por la presencia de pymes en grandes plataformas de comercio electrónico empleando la nube y la creación de una plataforma de apoyo a emprendedores en el marco digital.
Ante un foro lleno de empresas interesadas en que todas esas promesas se materialicen (cómo hacerlo será otro asunto), el presidente del Gobierno informó de que el programa electoral del PP incluirá medidas de apoyo a la economía digital como la universalidad de las redes 4G y la fibra óptica de alta capacidad, un plan de banda ancha a través de satélite para zonas rurales, “para eliminar la brecha digital” y la conversión en ciudades inteligentes de todas aquellas con más de 50.000 habitantes. Aplausos y palmas en la espalda.
Nadie se atrevió a preguntar qué sucederá con la amenaza en firme por parte de Telefónica para dejar de invertir en su despliegue de fibra. Por qué el 4G ha tenido tal odisea administrativa sin que todavía esté disponible al 100%. Qué pasa si miles de ciudadanos que viven en zonas rurales quieren ver Netflix o el partido del Real Madrid los fines de semana (a través de un operador tradicional). O si las compañías que ofrecen banda ancha por satélite, Wimax u otras tecnologías tienen la capacidad suficiente… Demasiadas preguntas sin respuesta y una simple realidad: si eres de Zamora, mejor no ser youtuber. Subir un video puede llevar un día entero.
¿Qué pasa con Zamora y su banda ancha fija?
Nada. En realidad Zamora no vive en un agujero negro sin internet. De hecho, la capital de la provincia fue la escogida para llevar a cabo las pruebas piloto en el encendido del 4G en la banda de 800 Mhz. Es decir, el verdadero 4G que anuncian los operadores en la televisión. Fue en abril de este año, en la capial, Zamora; y en Fuentesaúco.
Tras las portadas en los medios llegó, de nuevo, la realidad de la banda ancha en Zamora. Y no solo en la provincia castellana. También existe esa misma realidad en Palencia, Badajoz o Soria. El ejemplo vale para cualquier ciudad. El Gobierno y los operadores llenan de expectativas y promesas de ADSL o fibra las casas de los ciudadanos, pero el resultado final se aleja de lo deseado.
Tomando Zamora como ejemplo, hay motivos para no ser optimistas con respecto a la llegada de la banda ancha para la mayoría de la gente en zonas no urbanas. En el año 2011, diversos empresarios y vecinos de algunas comarcas de la provincia trasladaban carencias esenciales para el eficiente funcionamiento de sus negocios, “como el acceso a internet de banda ancha, del que muchos aún hoy [en 2011] carecen y que es herramienta básica para la internacionalización del producto que ofrece el medio rural”.
La situación, tres años después, sigue siendo la misma. Actualmente existen dos redes de fibra óptica que, en teoría, vertebran la comarca por los pueblos, que no en la práctica: una, la pionera, de Zamora a Alcañices. La otra va de Tábara a la estación de Renfe de Sarracín por Riofrío, Sesnández y Abejera, cruzando la Sierra de la Culebra. No obstante, aunque pasan por varios pueblos las líneas de fibra no por ello dan servicio.
Abriendo la prensa local de cualquier provincia española de menos de 300.000 habitantes la situación sería idéntica. Un ADSL precario, puesto que según el Ministerio de Industria solo el 69% de la población tiene acceso a más de 10 megas, y por otra parte una fibra casi inexistente.
Fuente: Ministerio de Industria
Aquí entran en juego los operadores que ofrecen conexión de tecnologías alternativas de banda ancha en zonas rurales y no urbanas. ¿Pero hasta qué punto es suficiente para tener una conexión de calidad? ¿Cómo lo afrontan las empresas y autónomos de estas regiones? ¿Afectará a estas empresas y los usuarios que Telefónica decida finalmente no seguir desplegando fibra?
Sateli… qué y Wima… qué
Uno de los primeros problemas que diagnostican estas empresas tiene que ver con la dispersión geográfica. Desde Quantis, operador por satélite, su director comercial, José Luis Gárate, cree que “España es un país con una densidad muy baja en comparación con otros países europeos, la población está muy concentrada en los núcleos urbanos y existe una importante parte del territorio con carencias de acceso a banda ancha. La población que habita en estas zonas rurales, la famosa “brecha digital”, tiene serios problemas para acceder a conexiones de calidad. Esto es un grave problema tanto para las familias como para los negocios rurales, lo que se convierte en un factor determinante de despoblamiento y falta de desarrollo económico en estas zonas”.
“En el pasado se intentaron usar tecnologías inalámbricas tipo Wimax para cubrir estos huecos pero pese a subvencionar costosísimas infraestructuras con fondos públicos han demostrado ser ineficaces e inviables económicamente en muchos casos. El satélite permite solucionar los problemas de conectividad de forma individual, con una inversión mínima y unos niveles de calidad muy similares a conexiones terrestres tradicionales. Y lo más importante a unos precios competitivos y económicos”.
Cada empresa, como es lógico, empuja los megas para su negocio. El CTO de Excom (operador enfocado a zonas rurales), Luis Abenza, nos explica que ellos sí funcionan bien con tecnología Wimax, aunque aclara que desde este mismo año tienen una red propia de 4G en 3,5 Ghz, que lo convierten en accesos de banda ancha fija. Sustituyen, explica, un ADSL por esta cobertura. “Es una conexión estable y a buena velocidad”, aclara.
El problema, al margen de una mejor o peor conexión, también surge en la propia implicación del Gobierno y las administraciones locales. Mariano Rajoy en Ficod habló de ayudar, pero al final esas ayudas no son tan sólidas como un discurso en campaña electoral. Por ejemplo, desde Quantis, creen que “el problema que tienen los operadores de satélite para llegar a estas zonas es la comunicación y el marketing. No es tan importante recibir ayudas económicas por parte de las administraciones públicas, lo relevante es que colaboren con nosotros en la difusión de las ofertas y la tecnología disponible. Determinados colectivos en las zonas rurales, como las personas mayores, sí requieren de ayudas por parte de las administraciones para poder acceder al mundo digital, no solo desde el punto de vista de la conexión si no de forma más general, equipos, formación, etc”.
Por su parte, Luis Abenza cree que “quien se preocupa es la administración local porque lo viven de cerca. El Gobierno central solo atiende a las estadísticas que en muchos casos no se acercan a la realidad. Porque hay zonas donde se presupone que llegan ciertas tecnologías o velocidades y luego no es así. Nosotros vamos a las poblaciones de entre 25.000 y 50.000 habitantes, y ahí los políticos están más cerca de los ciudadanos, y si detectan las necesidades y buscan empresas para que vayan allí a dar cobertura”.
El factor Telefónica
Cada movimiento del operador azul, alfa y omega de las telecomunicaciones en España, afecta como el aleteo de una mariposa para cualquier estrategia con la banda ancha fija. Así, tras la propuesta de revisión regulatoria de ese mercado por parte de la Comisión Nacional de la Competencia y los Mercados (CNMC),Telefónica ya ha amenazado con poner en revisión su despliegue de fibra en España.
Ahora bien, ¿realmente es tan importante? Por la parte económica, las compañías consultadas no tienen ninguna preocupación. Tanto Excom como Quantis, y otras tantas que hay en el mercado, no temen la llegada de Telefónica. En el mejor de los escenarios, es decir antes de la amenaza, los azules iban a desplegar fibra al 97% de la población, municipios con más de 500 habitantes. Atendiendo a la actual composición demográfica de algunas provincias, por ejemplo en Badajoz, hay 24 municipios a los nunca llegaría la fibra, por 78 de Cuenca o 154 de Zamora. Miles y miles de ciudadanos a los que hay que dar una respuesta, invierta Telefónica en fibra o no. Eso con una proyección a 2020, y considerando que les salga rentable, lo cual nadie discute. Además, como sucede en las comarcas de Zamora, no siempre termina siendo un despliegue efectivo para todas las zonas.
Así, la polémica en torno a la fibra parece más una rabieta comercial por parte de todos, como se ha escenificado en las quejas de la competencia, que una verdadera vocación de invertir en el desarrollo social económica que busca el Gobierno.
Atendiendo a los datos que ofrece el Ministerio de Industria, hay que constatar una existencia real de “brecha digital”, aunque incomode a los políticos españoles. Y lo peor, que llevan más de nueve años para intentar corregirlo, y a día de hoy el 31% de la población no tiene acceso a una tecnología que le posibilite 10 megas de acceso a banda ancha fija. Ya sea un operador tradicional, o las alternativas aquí citadas. Las promesas se agolpan, las subvenciones se amontonan, pero nadie parece dar con la tecla.
[*] Villanueva del Campo (Zamora), con 927 habitantes y basada su pequeña economía en el sector servicios, si alguien quiere vender sus productos a través de internet tiene que buscar soluciones en el satélite o la tecnología Wimax (o quizá haya ADSL de mala calidad). Para la fibra habrá que esperar. Además, losyoutubers de la zona no se harán ricos.
Fuente: sabemosdigital.com