Por este motivo, y a pesar de la coyuntura económica de los últimos años, esta asociación ha logrado, desde que en el año 2005 pusiera en marcha el programa de Empleo con Apoyo, auspiciado por la Diputación provincial y subvencionado por la Junta de Comunidades, la inserción laboral de más de 100 personas con discapacidad intelectual, en otras tantas empresas, de las que más de 50 lo mantienen en la actualidad.
Según explicó a Lanza el gerente de la asociación, Alfonso Gutiérrez, la integración laboral como persona capaz e independiente económicamente es uno de los pilares básicos para conseguir una verdadera integración social. En este caso, el apoyo se configura como el punto de referencia básico para la integración, porque desde él se puede partir hacia otras modalidades laborales y de intervención, según la persona y el entorno.
Se cumple así este año el décimo aniversario de este exitoso programa que ha sido reconocido por numerosas asociaciones y entidades a nivel nacional y que forma parte, también de la Asociación Española de Empleo con Apoyo, integrada por 82 entidades, de la que también es presidente Alfonso Gutiérrez.
Todos los proyectos desarrollados por Laborvalía persiguen este objetivo de integración socio-laboral, con las mismas condiciones que cualquier otra persona, explica su gerente quien recuerda que el perfil de los beneficiarios de este programa son personas con discapacidad intelectual superior al 65 por ciento.
A la hora de la búsqueda de un puesto de trabajo “nos centramos en todos los chicos; no siempre buscamos a la persona que más capacidades tiene”, indica Gutiérrez quien recuerda que son, por tanto, posibles beneficiarios de este programa todos los usuarios, más de 1.000, de los 16 centros ocupacionales de toda la provincia de Ciudad Real que forman parte de Laborvalía.
Preparador laboral
Para conseguir la inserción laboral de las personas con discapacidad intelectual Laborvalía cuenta con cuatro preparadores laborales, una figura indispensable que garantiza el éxito del programa. “Ellos son los que valoran a los posibles candidatos, conocen sus cualidades y los preparan para realizar su trabajo con una efectividad del cien por cien”.
De hecho, Gutiérrez destaca que más del 90 por ciento de las personas que empiezan a trabajar gracias a este programa mantiene en el tiempo sus puestos de trabajo.
“La mejor publicidad que hemos podido tener son los propios chicos y el trabajo constante y metódico que desarrollan. Ése es el que ha terminado de convencer a quienes les contratan, que se han dado cuenta de que son rentables”, agregó Alfonso Gutiérrez.
Cambio de mentalidad
Pero en este ámbito también es muy importante destacar el trabajo que ha desarrollado en los últimos diez años esta asociación que ha permitido que se produzca un importante cambio de mentalidad en los empresarios y en la sociedad en general.
Así, el gerente de Laborvalía explica que ya son muchos los padres que ven el futuro de sus hijos con discapacidad intelectual en el mundo laboral, algo impensable hace apenas unos años, “y a ese cambio de mentalidad han contribuido también, de manera decisiva, las asociaciones que trabajan, mucho y bien, en el ámbito de la discapacidad, y también las administraciones”.
Insiste en que la sociedad es cada vez más consciente de que la integración real sólo se puede llevar a cabo a través de la inserción laboral que logra que se sientan miembros activos de la sociedad; “sin un empleo estás personas viven como meros receptores de subvenciones”.
La atención a la diversidad, en el ADN de las empresas
El gerente de Laborvalía, Alfonso Gutiérrez, recordó como al principio los empresarios eran reacios a contratar alguna persona con discapacidad, pero que ahora esto ha cambiado, porque han visto que se integran fácilmente y que son muy responsables en su trabajo.
La colaboración de Laborvalía con el mundo empresarial es estrecha y tiene firmados más de 50 convenios de colaboración con empresas.
No obstante, aún queda mucho trabajo por hacer. Gutiérrez asegura, en este sentido, “que la atención a la diversidad debe formar parte del ADN de la empresa, que lo vean como un valor añadido”.
Añade que fue en el año 82 cuando se reguló por ley el acceso de las personas con discapacidad al mercado laboral “aunque su desarrollo tardó en llegar”.
Las legislaciones posteriores, como la actual, establecen beneficios fiscales para el empresario que contrate a personas con algún tipo de discapacidad, además de existir también contratos bonificados.
“El problema está en que este tipo de contratos no se adaptan a la realidad del sistema de empleo en nuestro país porque son muy largos en el tiempo”, añade Gutiérrez quien solicita que se regule un tipo de contrato “más flexible, de tres meses”, tiempo más que suficiente para que las personas con discapacidad puedan demostrar que su trabajo es rentable y que, además, aporta otra serie de valores como compañerismo, sensibilidad, etc.
Laborvalía cuenta también con una vivienda donde residen seis personas con discapacidad intelectual que están trabajando. “La normativa ampara el proceso de inclusión de las personas con discapacidad en el trabajo y en la vida social”, subraya el gerente de la asociación quien destaca, como un hito pionero, la reciente contratación por parte de una empresa de un chaval con autismo. Todo un ejemplo.
Fuente: lanzadigital.com