Tras varias semanas con temperaturas máximas de entre 20 y 30 grados y una continuada falta de precipitaciones, el campo, especialmente los cultivos de cereales, están extenuados y registran un retraso en el crecimiento de todas las especies herbáceas.
Los severos daños de la sequía primaveral y del estrés hídrico, aseguraron todas las fuentes consultadas, están llegando también a las parcelas de regadío, aunque las de secano son las que más están soportando los rigores de la escasez de agua.
De esta manera, la situación echa por tierra las previsiones de buena cosecha para este año, avaladas por un invierno húmedo, ya que están cuestionando la recogida del cereal tardío, en otras zonas apuntan a mermas de hasta el 40% y una “gran pérdida” de rentabilidad.
El secretario provincial de Asaja, Florencio Rodríguez, apuntó al menoscabo de los réditos de los productores, principalmente en las siembras de cereal, pero también en otros cultivos leñosos, como la viña y el olivar con algunas dificultades en la brotación.
“Los efectos de la sequía serán perjudiciales” para el sector agrícola provincial, declaró Rodríguez, ya que “los costes han sido importantes y las rentas se reducirán bastante”, teniendo en cuenta la situación “precaria” de los cultivos de cereales de secano, “y la bajada de peso específico del grano” en el caso de regadío.
Hasta un 50%
De su lado, Modesto Lorenzo, vicesecretario regional de Unión de Uniones, fue más riguroso y afirmó a Lanza que en Castilla-La Mancha habrá zonas donde la cosecha caerá hasta un 50% sobre la producción del año pasado, que fue “excelente, y se situará entre un 20 y un 30% por debajo de la cosecha de un año normal desde el punto de vista pluviométrico.
Lorenzo concretó que la recolección de los cereales de invierno será con carácter general “regular, mala omuy mala”.
También advirtió sobre el desarrollo de los cultivos más tardíos como el trigo, o el girasol, coincidiendo con su época de siembra, pues “el terreno está seco.
De esta manera, en Ciudad Real, las previsiones de mantener las 800.000 toneladas de la pasada cosecha caerán en muchas zonas a la mitad, dado que no se podrán mantener los niveles del año pasado.
‘Tarifazo’
Otro perjuicio que se une a la caída de las rentas de los productores, en el caso de los regadíos, es el uso intensivo de los sistemas de riego que conlleva “un alto coste”, reparó Lorenzo. “No pueden ahora contratar más potencia por el ‘tarifazo eléctrico’, lo que conlleva “que no puedan regar con la abundancia de antes”.
Pedro Martínez, cerealista ciudarrealeño, confirmó sobre el terreno las malas previsiones. “Pintaba bien, pero va a ser un desastre”, manifestó a Lanza, a tenor del desarrollo deficitario del grano. “Será un 40% menos que el año pasado”, auguró.
Sin voluntad política
En la misma línea se expresó Ángel Bellón, productor de Membrilla, quien también ve la cercana recogida como “catastrófica”. Explicó que “en cuestión de cuatro semanas” los cereales han acusado severamente el calor y la sequía.
Además, “el desastre será mayor para los regantes por falta de voluntad política”, debido al deficitario uso del agua que a su juicio les imponen en el alto Guadiana.
“El Plan Anual de Extracciones del Acuífero 23 limita a los agricultores la cantidad de agua que puede extraerse, cuando está mejor que nunca, y ello afecta a la economía de las explotaciones agrarias”, manifestó.
Nuria Villanueva, técnica de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, también vio un panorama sombrío sobre todo en las superficies cerealísticas de las provincias de Ciudad Real, Albacete y Toledo. “Las estimaciones que hicimos hace dos semanas de una bajada de la producción del 25 por ciento, han empeorado”, dijo, por lo que, al parecer y según informó, “algunos van a segar en verde” y hay ganaderos que están pidiendo pasar a los cultivos porque no valdrá la pena cosechar.
Fuente: www.lanzadigital.com