El Palacio Don Diego acogió la degustación oficial, con el prólogo de un interesante debate sobre el presente y futuro de la viticultura local. En la presentación, el alcalde solanero, Luis Díaz-Cacho, ponderó la importancia del mundo agrícola en La Solana y alrededores, ya que «es el único sector que resiste la crisis, crea empleo, renta y valor añadido». Una circunstancia, en su opinión, nada casual, porque «la agricultura solanera recoge años de esfuerzo, ahorro e inversión de muchas familias; nunca ha estado tan viva como ahora». Además, añadió, propicia el relevo generacional.
Díaz-Cacho habló del futuro, que ve «halagüeño» si se une a la gestión del agua, como lo demuestra el proyecto de la SAT La Serna, que también elogió, proyecto que «demuestra lo que podemos conseguir si trabajamos juntos». En este sentido, también resaltó el papel de administraciones como la Diputación provincial con Fenavin, «una de las ferias del vino más importantes del mundo». Concluyó afirmando que «creer en la agricultura es creer en las posibilidades de nuestro territorio».
IMPORTANCIA DE LAS CATAS. El presidente del Consejo Regulador de la DO La Mancha, Gregorio Martín-Zarco, defendió este tipo de presentaciones y las asoció a lo que considera un aumento de sensibilidad de la población respecto al sector: «Veo un movimiento en el que empezamos a valorar la importancia del vino para nuestra economía», explicó. Tras muchos años «un poco perdidos», aseguró detectar un cambio de mentalidad, «hacemos catas constantes con jóvenes, incluso niños, no para que beban vino, sino para que comprendan desde pequeños esta cultura, que lo vean como un patrimonio nuestro». Acabó con una frase sencilla pero rotunda al afirmar que «estamos diseñados para la vitivinicultura».
El debate comenzó con una charla ofrecida por Francisco Martínez Arroyo, conocido ingeniero agrónomo solanero, que reflexionó sobre la situación actual del sector. En declaraciones previas, insistió en la integración comercial como clave para competir. «Cuatro mil bodegas se enfrentan a cuatro o cinco grupos de distribución que dominan el 60 por ciento del mercado, y es difícil negociar en esas condiciones», explicó.
Otra clave es el apoyo institucional. Sin el paraguas de las administraciones públicas todo es más complicado. «En ese esfuerzo de promoción necesitamos más apoyo de las administración regional; hay que dotar de un papel a la Fundación Tierra de Viñedos», afirmó.
Martínez Arroyo no ve un problema el exceso de producción, siempre que esas cantidades tan excepcionales se sepan gestionar en el mercado. Dice que es posible con algo tan sencillo como la unión del sector mediante una Interprofesional.
Fuente: Latribunadeciudadreal.es