Por eso la organización ha retomado una propuesta que ya lanzaron sin éxito en el año 1995: construir otra tubería (de ocho kilómetros) que “robe” -en palabras de Asaja- por así decirlo el agua superficial del Cigüela a la altura de Arenas de San Juan para infiltrarla en el acuífero, en el paraje de los conocidos y secos Ojos del Guadiana.
Según Jesús Pozuelo, presidente de los regantes del acuífero 23 de Daimiel y responsable provincial de Medio Ambiente de Asaja, el agua que desembalsa la presa de Puente Navarro, cerca de las Tablas, se podría aprovechar para recargar el 23. “Con un equipo de bombeo en Arenas se podría utilizar entre el 30 y el 40% del agua excedente del río”, lo que podría suponer entre “100 y 150 hectómetros cúbicos” de recarga anual.
Además y según el secretario general de la organización en la provincia, Florencio Rodríguez, apenas costaría “un millón de euros”, una cifra que considera irrisoria si se la compara con los diecinueve millones que está invirtiendo el Ministerio de Medio Ambiente en la batería de pozos para evitar futuros incendios de turbas en el parque nacional de las Tablas de Daimiel o la obra de emergencia para llevar agua al parque a través de la gran tubería a la Llanura Manchega.
La propuesta se ha remitido ya al ministerio y a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, y la organización agraria espera que se tenga en cuenta.
Rodríguez cree que “es importante tener infraestructuras” de almacenamiento de agua y recarga con las que se podría sacar provecho de épocas de lluvias como la actual, y se queja de que de toda la cuenca del Guadiana, que atraviesa nueve provincias y tres comunidades autónomas, “en la que menos inversión en infraestructuras hídricas se ha hecho”. Para el lider provincial de Asaja está claro lo que deben hacer las administraciones ahora: crear reservas para el futuro.
El acuífero en Daimiel
En cuanto a la situación del acuífero 23 en el término de Daimiel y la repercusión de las lluvias, Jesús Pozuelo asegura que todavía es pronto para sacar conclusiones globales, “hay algunos pozos, los que están más cerca del Azuer que acusan la subida, otros no. Tendrán que pasar por lo menos dos años para saber cuánta agua se ha infiltrado”.
Los agricultores afiliados a Asaja como muchos otros siguen según Florencio Rodríguez esperando poder beneficiarse de la batería de medidas para paliar los efectos de los temporales e inundaciones de este invierno, “algunas medidas han llegado, otras no”.
En cuanto a la campaña de aceituna, que en algunos sitios no se ha podido cerrar por la imposibilidad de hacer la recolección, Rodríguez dice que las pérdidas serán de entre un 5 y un 2 por ciento, pero teniendo en cuenta que la campaña que se presentaba a finales de año iba a ser de entre un 16 y un 18 por ciento más abundante que la del año anterior. Y lo peor: “No nos imaginábamos que íbamos a tener que dejar mucha aceituna en el árbol”.